En el norte de la Región Sierra el
valle interandino se extiende entre volcanes. A Imbabura se la conoce como la
provincia de los lagos. Entre el Mojanda y el Imbabura, muy cerca de Otavalo, está el lago
San Pablo.
En
su orilla sureste se asienta San Pablo del Lago, la comunidad indígena más
populosa del sector. Entre sus habitantes cuenta navegantes de balsa que
recolectan totora. Su cosecha se destina a la producción artesanal de las esteras
que se venden en la carretera panamericana.
El perímetro del lago se llena de actividades productivas que
brindan trabajo a pobladores locales e inmigrantes. En las últimas décadas la
producción de flores ha desarrollado varias fincas en San Pablo. La historia
del lago edificó algunas haciendas que
rescatan sus casas tradicionales para levantar complejos turísticos que buscan
conjugar los modos de vida de distintas épocas en San Pablo.
La aguas de San Pablo son escenario para la práctica de deportes
acuáticos como el kayak, windsurf, remo, recorrido en bote a motor y nado en
aguas abiertas. Cada año, a inicios de septiembre, Otavalo celebra a su tierra y al maíz en las
fiestas del Yamor, entre los eventos destaca la travesía a nado del lago San
Pablo, a la que concurren deportistas de élite de todo el país.
En
el lado noroeste el lago drena sus aguas por la cascada de Peguche, un salto de
agua de 18 metros de altura con un significado de sanación y renovación de
energía para la cosmovisión andina.
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