Los sombreros de paja toquilla desde diciembre del 2012 constituyen en un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, después de que la Unesco, aprobó su ingreso a la lista, tras haber cumplido con todos los requisitos. La organización analizó que el tejido constituye un conocimiento artesanal transferido de generación en generación y cómo las prácticas vinculadas a su fabricación procuran un sentimiento de identidad, referencia y cohesión social.
Manabí, Santa Elena, Cañar y Azuay se dedican a esta actividad, que anualmente genera ocho millones de dólares por exportaciones. Según las estimaciones del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), existen alrededor de 10 mil toquilleros, aunque únicamente hay 500 registrados en Manabí y entre 200 y 400, en Azuay.